A BC DE FG HI J-KL MN OP QR ST UV W-X-Y-Z
Falso crup (croup)
El croup no es una enfermedad única, sino un conjunto de afecciones, en las cuales la inflamación de la vía aérea superior (especialmente la laringe) produce una tos perruna o de foca.
La mayoría de los casos de croup son el resultado de una infección viral, y menos frecuentemente el croup puede ser causado por una bacteria o una reacción alérgica. Los virus que más comúnmente provocan el croup son el virus de la parainfluenza 1,2 y 3 (responsables de la mayoría de los casos), el adenovirus, el virus sincicial respiratorio, la influenza o gripe (este es el virus que produce los cuadros de mayor severidad, mayor número de hospitalizaciones, mayor frecuencia de otitis media y neumonía por lo que se recomienda vacunar contra la gripe a los mayores de 6 meses antes del comienzo del invierno)
El croup suele presentarse entre los 3 meses y los 5 años de edad y tiene mayor incidencia durante los meses de invierno y al comienzo de la primavera. Los niños menores de 2 años, sobretodo aquellos que no recibieron leche materna, suelen tener los cuadros más severos. Es muy común que el croup empeore de noche, y suele durar de 5 a 6 días pero las primeras dos noches son las peores.
La zona más inflamada suele estar debajo de la glotis, donde se encuentran las cuerdas vocales, por lo que es muy común que exista disfonía. Por este motivo el croup suele llamarse también laringitis subglótica.
Antes de la aparición de la vacuna contra la difteria, el croup diftérico era el más frecuente. La difteria es una enfermedad bacteriana muy grave y con un alto índice de mortalidad, por lo que se reservaba el término de falso croup para los cuadros virales más leves.
Gracias a la administración masiva y obligatoria de la vacuna contra la difteria (incluida en las vacunas triple, cuádruple, quíntuple o séxtuple) a los 2,4,6 y 18 meses y a los 6 y 16 años, este cuadro prácticamente ha desaparecido, convirtiéndose entonces el croup viral (antiguamente llamado falso croup)en el diagnóstico más frecuente.
La mayoría de los casos de croup viral son leves y pueden tratarse en el hogar, siendo extremadamente raro que un crup viral llegue a ser grave y ponga en peligro la vida del niño.
El croup espasmódico se diferencia del viral en que no presenta síntomas de infección: no hay fiebre ni ganglios inflamados y no existe el antecedente de un contagio. Es usual que la tos comience a la noche de manera repentina, y suele repetirse tres a cuatro veces por año. Ante un primer episodio de croup espasmódico, puede ser difícil diferenciarlo de una laringitis viral, pero con la repetición de los síntomas a las pocas semanas, el diagnóstico es más sencillo. Suele presentar desencadenantes emocionales o alérgicos.
El croup alérgico está producido por la reacción alérgica desencadenada por la ingestión de algún alimento o medicamento o por la picadura de un insecto, en un niño con antecedentes personales o familiares de alergia. Este cuadro puede llegar a ser grave, por lo que requiere atención médica de urgencia.
Síntomas y Signos
El croup se caracteriza por una tos perruna o de foca, fuerte, habitualmente dolorosa que suele empeorar con los cambios de posición, sobre todo al acostarse.
Durante el período de incubación del croup viral, el niño presenta los síntomas de un resfrío, como rinorrea (secreción nasal) y fiebre de baja intensidad (hasta 38º5), que cede fácilmente con los antitérmicos. A medida que las vías respiratorias superiores (tráquea y laringe) se inflaman, el niño puede ponerse ronco y tener una tos áspera y perruna.
En los casos más severos de inflamación laringea, suele aparecer un sonido agudo (“estridor”)
Los síntomas de croup suelen empeorar a la noche, cuando el niño llora o se asusta.
Contagio
El croup es epidémico durante el invierno y al comienzo de la primavera. Este no es el único cuadro producido por los virus responsables, por lo que un niño con resfrío puede contagiar un croup, y el niño que está sufriendo croup puede contagiar al hermano menor un cuadro de bronquiolitis.
Diagnóstico
Para diagnosticar un cuadro de croup basta con escuchar la tos característica. Aquellos niños que habitualmente sufran broncoespasmo ante cuadros virales, deben ser cuidadosamente examinados para recibir medicación broncodilatadora en caso de requerirla.
Tratamiento
Los casos leves de croup viral no precisan más tratamiento que humidificar la vía aérea mediante nebulizaciones o vapor.
La mayoría de los pacientes con croup atendidos en los sistemas de urgencia, guardias y por médicos a domicilio reciben corticoides sistémicos (vía oral o inyectable) Está demostrado que los cuadros leves y moderados no mejoran con corticoides sistémicos. Inclusive pueden empeorar, ya que los corticoides disminuyen las defensas, por lo que el paciente se encuentra más vulnerable a sufrir un agravamiento o una sobreinfección bacteriana.
Trabajos de investigación recientes han demostrado que los corticoides inhalados (por aerocámara) son capaces de disminuir la intensidad de la tos y acelerar la curación del proceso, aunque es cuestionable su uso en los cuadros leves y moderados ya que se trata de una enfermedad de corta duración y con una incidencia muy baja de complicaciones.
Muchos de los síntomas pueden aliviarse respirando aire húmedo. Se puede abrir la ducha de agua caliente para saturar de vapor el baño y que el niño respire ese vapor durante algunos minutos. Como el llanto empeora la tos, si logramos tranquilizar y distraer al niño, la tos disminuirá.
Muchas veces, la simple exposición del paciente a la inhalación de aire frío y húmedo hará que el ataque de tos se interrumpa, ya que el frío desinflama a la laringe inflamada (como si colocáramos hielo sobre un chichón). Los padres de niños que sufren de laringitis espasmódica a repetición, suelen hacer respirar aire del freezer al niño cuando comienza con la tos típica de este cuadro. El mismo efecto puede lograse dando de beber líquidos fríos. El frío puede cortar una crisis de tos, pero no es bueno para la faringe ni para los pulmones, por lo que es recomendable no utilizarlo más de tres a cuatro veces por día e intercalarlo con baños de vapor.
Aún en ausencia de fiebre, la administración de ibuprofeno o dipirona como analgésico y antiinflamatorio, puede aliviar los síntomas.
En las salas de emergencia y guardias pediátricas se suele utilizar la epinefrina o adrenalina en nebulización ya que produce un rápido mejoramiento de los síntomas. Esta medicación puede producir un cuadro importante de taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca), llegando en algunos casos a dar arritmias cardíacas, por lo que solamente puede ser utilizado bajo estricto control médico y una monitorización cardíaca permanente. La epinefrina más efectiva es la racémica, que lamentablemente no se consigue en nuestro país.
Prevención
Se recomienda lavarse las manos antes y después de atender a un paciente que se encuentre sufriendo cualquier enfermedad respiratoria, para prevenir el contagio, además de evitar el contacto cercano con personas que tengan infecciones respiratorias.
Las vacunas contra la difteria, la Haemophilus influenzae (Hib), la gripe y el sarampión protegen a los niños de algunas de las más peligrosas formas de croup.
Fenilcetonuria
La fenilcetonuria es un trastorno hereditario que afecta la química del organismo y que, si no se trata oportunamente, provoca retraso mental. Afortunadamente, gracias a los exámenes de rutina de diagnóstico de los recién nacidos, ahora es posible diagnosticar y tratar precozmente a los bebés afectados por esta enfermedad y permitir que crezcan y se desarrollen normalmente.
Uno de cada 15.000 bebés nace con fenilcetonuria.
¿Qué es la fenilcetonuria?
Debido a la ausencia o a una cantidad insuficiente de una enzima, los niños con fenilcetonuria no pueden procesar una parte del aminoácido fenilalanina, que está presente en las proteínas de casi todos los alimentos. Si no se proporciona el tratamiento adecuado, la fenilalanina va acumulándose en la sangre y produce daño cerebral y retraso mental.
¿Cómo afecta la fenilcetonuria a un niño?
Durante sus primeros meses de vida, los niños con este problema aparentan estar sanos. Pero si no reciben tratamiento, entre los tres y los seis meses comienzan a perder interés en su entorno y, al llegar al año, se evidencia un retraso en el desarrollo. Los niños con fenilcetonuria no tratada que han sufrido alguna lesión en el sistema nervioso central suelen ser irritables, inquietos y destructivos. Pueden generar un olor similar al del moho o la humedad y tener la piel seca, erupciones o convulsiones. Habitualmente presentan un buen desarrollo físico y tienden a tener el cabello más claro que sus hermanos.
¿Quiénes sufren de fenilcetonuria?
La fenilcetonuria se hereda cuando ambos padres tienen el gen de la enfermedad y lo transmiten a su bebé. Cuando uno de los padres tiene el genpero no padece la enfermedad, se dice que es “portador” de la misma. Un portador tiene un gen normal y un gen enfermo en cada célula. Los portadores son sanos. Cuando ambos padres son portadores, existen las siguientes posibilidades para el bebé:
50% de posibilidad de ser portador sano.
25% de posibilidad de tener la enfermedad.
25% de posibilidad de ser sano sin portación del gen.
Para diagnosticar la enfermedad se extrae una gota de sangre del talón del bebé, (la misma muestra puede utilizarse para diagnosticar otros errores congénitos del metabolismo) realizándose un análisis llamado FEI.
La prueba es muy precisa cuando se realiza luego del primer día de vida y antes del séptimo.
¿Es posible prevenir los síntomas?
Sí. Es posible prevenir el retraso mental completamente si comienza a tratarse al bebé con una dieta especial baja en fenilalanina dentro de los primeros 7 a 10 días de vida.
Al comienzo, se alimenta al bebé utilizando una fórmula especial que contiene proteínas, pero sin fenilalanina. Sólo se le administra leche materna o fórmula normal para bebés en pequeñas cantidades, para no darle más fenilalanina de la que es capaz de tolerar. Más tarde se añaden a su dieta ciertas verduras, frutas, algunos granos (por ejemplo ciertos cereales y pastas) y otros alimentos con poca fenilalanina, pero nunca puede alimentárselo con leche de vaca, queso, huevos, carne, pescado ni otros alimentos de alto contenido proteico. Como las proteínas son esenciales para el desarrollo y el crecimiento normal del niño, éste debe continuar ingiriendo una de las fórmulas especiales que contenga muchas proteínas y nutrientes básicos pero que tenga muy poca o nada de fenilalanina. Las bebidas y comidas dietéticas que contienen el edulcorante artificial aspartamo (que contiene fenilalanina y se comercializa con el nombre de NutraSweet o Equalsweet) deben evitarse siempre.
Es necesario realizar un seguimiento en un centro médico que se especialice en este trastorno. La dieta debe ser individual, según la cantidad de fenilalanina que cada uno pueda tolerar, su edad, peso y otros factores. Todas las personas afectadas con este trastorno deben realizarse análisis de sangre en forma regular para comprobar si los niveles de fenilalanina son demasiado altos o demasiado bajos. En el caso de los bebés, las pruebas pueden realizarse semanalmente durante el primer año y luego una o dos veces al mes durante toda su niñez. Debe modificarse la dieta según necesidad.
Hasta los años 80, los médicos creían que los niños enfermos podían abandonar la dieta alrededor de los 6 años, una vez completo el crecimiento del cerebro. Sin embargo, los niveles elevados de fenilalanina en niños y adolescentes pueden disminuir el cociente intelectual y causar problemas de aprendizaje y de conducta (aunque es posible que no en todos) por lo que es muy importante un seguimiento cercano y la evaluación personalizada de cada pacientito.
Los padres de los niños con PKU y los adultos afectados deben plantear sus preguntas sobre la dieta y el tratamiento a los especialistas de una clínica especializadas en PKU.
¿Qué es la PKU materna?
Se estima que existen unas 3.000 mujeres jóvenes sanas en edad fecunda que han sido tratadas exitosamente de PKU en los EE.UU. La mayoría de ellas abandonó sus dietas especiales durante la niñez, porque en esa época la mayoría de los médicos creía que hacerlo no conllevaba riesgos.
Cuando estas jóvenes quedan embarazadas mientras comen una dieta normal, la concentración de fenilalanina en su sangre es considerable. Los niveles elevados de fenilalanina en la sangre materna durante el embarazo son muy nocivos para el feto. En hasta el 90 % de estos casos, los bebés sufren retraso mental y/o nacen con una cabeza de tamaño reducido (microcefalia). Muchos de ellos también nacen con defectos cardíacos, bajo peso y facciones características. Como la mayoría de estos bebés no hereda la PKU, sino que su daño cerebral se debe íntegramente a los elevados niveles de fenilalanina de la madre durante el embarazo, no se benefician de la dieta para PKU.
Afortunadamente, sí hay una manera de ayudar a prevenir el retraso mental y otros problemas que ocurren en los bebés de mujeres con PKU. Actualmente, se ha comprobado que estas mujeres jóvenes deben reanudar sus dietas especiales tres meses antes del embarazo y continuarlas durante el mismo. De esta manera, pueden controlar los niveles de fenilalanina en la sangre para poder tener un bebé sano. Necesitarán realizarse análisis de sangre por lo menos una vez a la semana durante todo el embarazo para asegurarse de que los niveles de fenilalanina en la sangre no sean muy elevados.
March of Dimes recomienda a todas las mujeres jóvenes que saben o sospechan que han sido tratadas por PKU cuando eran niñas que se comuniquen con su profesional de la salud o su clínica antes de intentar concebir para medir sus niveles de fenilalanina y, si es necesario, comenzar la dieta especial.
Algunas mujeres tienen PKU no diagnosticada, lo cual puede representar un riesgo para su bebé. En estas mujeres, que por lo general no fueron sometidas a estudios al nacer, la afección suele ser moderada y sólo puede diagnosticarse después del nacimiento de un bebé con defectos relacionados con la PKU. Para prevenir estos defectos congénitos, algunos médicos recomiendan a las mujeres que pueden tener riesgo de PKU, como aquellas con antecedentes familiares de este mal, la realización de estudios para poder iniciar la dieta especial antes del embarazo.
¿Qué novedades hay en las investigaciones sobre la PKU?
Los investigadores están estudiando el pronóstico a largo plazo de los niños nacidos de madres tratadas por PKU durante el embarazo. Si bien estos niños habitualmente no presentan defectos congénitos, los investigadores quieren saber si son capaces de alcanzar su máximo potencial cognitivo.
Otros investigadores se dedican al desarrollo de una versión de la enzima faltante mediante la ingeniería genética, que con el tiempo podría permitir a los individuos afectados por la PKU tener una dieta más normal. March of Dimes y otros investigadores también están explorando la posibilidad de tratar la PKU con terapia genética.
Fimosis
El glande (cabecita del pene) está cubierto por el prepucio (repliegue de piel). Durante los primeros años de vida cumple la función de protección y lubricación (la parte del prepucio en contacto con el glande es una mucosa productora de una secreción llamada esmegma). Para que el prepucio pueda cumplir con su función eficientemente está adherida al glande mediante miles de pequeñas uniones fibrosas, formando la fimosis fisiológica. Al tirar de la piel hacia atrás estas uniones se rompen y al volver a su lugar cicatrizan más fuerte. Al volver a tirar para atrás, las uniones fibrosas se hacen cada vez más fuertes, esto hace que la maniobra sea cada vez más dolorosa y más difícil de realizar y, al dejar de hacerlo, por el sufrimiento que provoca en el bebé, la fibrosis es tan importante que ya no se podrá volver a rebatir, y la posibilidad de que requiera una cirugía correctiva será mucho mayor. Hace más de 25 años que se demostró que rebatir el prepucio de los lactantes es contraproducente y aumenta la posibilidad de que se convierta en una fimosis patológica que requiera corrección quirúrgica. Otra complicación frecuente y muy grave que puede provocar la maniobra de rebatir el prepucio es la parafimosis: El anillo de la fimosis pasa muy ajustado a través del cuello del glande, que se inflama, y luego el prepucio no puede volver a su lugar, comprimiendo cada vez más el glande, pudiendo provocar necrosis del glande por falta de irrigación, por lo cual el bebé debe ser operado de urgencia.
Fotoprotección
Siguen aumentando las evidencias de que la exposición prolongada al sol implica una amenaza para la salud.
La exposición solar puede llevar a quemaduras, fotoenvejecimiento, cataratas y lo que es más grave: cáncer de piel. Actualmente, sabemos que la reducción de la exposición a los rayos solares durante los primeros 18 años de vida disminuye el riesgo de cáncer de piel. A pesar de este conocimiento seguimos viendo a niños expuestos al sol durante horas sin protección alguna.
ESTAMOS CONVENCIDOS DE QUE ESTAR BRONCEADO ES SINÓNIMO DE BELLEZA, SALUD Y VIDA SANA
Pero no siempre fue así. Antiguamente el ideal de belleza era la palidez, que se asociaba a la nobleza y a la riqueza, ya que la gente que se dedicaba a tareas rurales o al aire libre eran los que se encontraban bronceados.
La reina Elizabeth Primera, a la izquierda, nos muestra el ideal de belleza en 1590.
En el cuadro “Paraguas” de Renoir, a la derecha, podemos ver lo que significaba estar al aire libre en 1880.
Están aumentando notablemente los casos de cáncer de piel.
En 1930 el riesgo de sufrir un cáncer de piel relacionado con el sol era de 1 cada 1500 personas. En 1996 fue de 1 cada 87 personas. Cada 1% que la capa de ozono se adelgaza, aumentan los casos de cáncer de piel en 2%.
Se calcula que cuando nuestros hijos tengan de 30 a 40 años el riesgo de cáncer de piel será de 1 CADA 30 PERSONAS. Si tomamos 30 niños de un aula escolar uno de ellos tiene altísimas chances de sufrir un cáncer de piel en la adultez. Si pudiéramos colocarle a los niños un contador de horas de exposición solar, aquel que más horas estuvo expuesto, es el que más probabilidades tendrá de sufrir un cáncer de piel. Por supuesto que el contador de horas de sol no avanzaría igual para todos los chicos. El contador de un chico de tez blanca, de ojos claros y pecoso avanza más rápido, que el de aquellos de piel más oscura,ya que éstos tiene una protección natural más fuerte.
Los chicos son más vulnerables a los rayos solares, en parte porque pasan mucho más tiempo al aire libre.
El 80% de los rayos solares que una persona recibe en su vida los recibe en los primeros 18 años.
Pero además, la epidermis es más delgada y posee menos melanina, que es el factor de protección natural de la piel.
El sol puede producir daños por dos mecanismos distintos: horas acumuladas de sol (carcinoma de células escamosas y basocelulares) y breves exposiciones de alta intensidad (melanoma)
CINCO QUEMADURAS SOLARES CON FORMACIÓN DE AMPOLLAS EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA AUMENTAN EL RIESGO DE MELANOMA A MÁS DEL DOBLE.
¿QUIÉN TIENE MAS PROBABILIDADES DE SUFRIR UNA QUEMADURA?
Rayos ultravioletas:
Estos son los responsables de la mayoría de los efectos adversos del sol. Se dividen enultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB).
Los rayos UVA son constantes a lo largo de todo el día (no varían con el horario), penetran profundamente la dermis produciendo fotoenvejecimiento, enrojecimiento de la piel y carcinomas.
Los rayos UVB varían a lo largo del día, siendo más intensos de 10 a 17 hs. Penetran más superficialmente pero son 1.000 veces más poderosos para producir enrojecimiento y acumulación de melanina.
Ante la exposición solar la primera reacción es enrojecimiento (eritema), inflamación (edema), dolor y sensibilidad de la piel. A nivel general puede producir cefalea, fiebre, escalofríos y malestar. El bronceado, que desafortunadamente tiene un atractivo cosmético, está mostrando que existió un daño en la piel.
Los efectos crónicos del daño solar son: fotoenvejecimiento (arrugas, flaccidez, manchas, y telangiectasias), disminución de las células reparadoras de la piel y tumores.
Protección natural de la piel.
Cada clase de piel tiene un factor natural de protección. Si yo me expongo al sol sin protección y a los 8 minutos me pongo rojo, entonces mi factor natural de protección es de 8.
Las pantallas solares poseen la capacidad de bloquear los rayos UV por un tiempo determinado. Para calcular el tiempo de protección se debe multiplicar el factor natural de protección por el factor de protección solar (FPS) de la pantalla.
Si a una piel clase II que resiste 5 minutos le colocamos una pantalla FPS 8, protegerá por 40 minutos (FPN 5´X FPS 8 = 40´).
Una vez superado ese tiempo, sufrirá una quemadura solar aunque le renovemos la pantalla, ya que fue superado el factor natural de protección.
Los rayos UV rebotan en las superficies claras y brillantes, no es la brisa marina la que potencia el quemado, sino el reflejo de los rayos en la nieve o el mar. Si una persona se queda debajo de la sombrilla sin protección, se quemará igual, ya que la sombrilla frena solo el 30% de los rayos, y el reflejo aumenta la misma cantidad. Las nubes claras permiten el paso del 80% de los rayos UV.
Si observamos la relación entre el FPS y el % de reducción de los rayos UV, podemos darnos cuenta que a partir de un FPS de 32, no aumenta proporcionalmente la protección. Por eso hay quetener bien claro que es tan importante el FPS como la manera de colocarlo
Para que la pantalla pueda cumplir con el FPS ideal, se debe colocar 30 minutos a 45 minutos antes de la exposición solar, renovarla cada 2 horas, si transpiró abundantemente o nadó.
Debe colocarse abundante crema, y dejar que se seque naturalmente, si es esparcida hasta desaparecer, entonces el FPS disminuye a la mitad.
Los menores de 6 meses absorben por la piel distintas sustancias, sin posibilidad de metabolizarlas. Por este motivo no se les pueden colocar pantallas. Deben permanecer a la sombra, con gorrito y remera para disminuir la superficie expuesta.
A los mayores de 6 meses se les coloca el protector con FPS más alto posible, tratando de evitar la exposición de 11 a 15 hs. y disminuyendo la superficie expuesta con ropa de trama cerrada y colores oscuros.
La fotoprotección es un sacrificio diario, con beneficios a largo plazo y que probablemente no llegues a verlos. Afortunadamente no vas a verlos, ya que de eso se trata la prevención. Si no realizás este sacrificio, las consecuencias son terribles. Cuando nos enteramos que algún conocido enfermó de cáncer decimos: ¡que desgracia! Bueno, ésta es la vacuna contra el cáncer relacionado con la exposición solar.
Función paterna
La función principal de nuestros padres (hoy abuelos) era la de sostener económicamente a la familia y decretar la disciplina del hogar. ¿Cuántas veces hemos oído: “¡Esperá a que llegue tu padre!”?.
La función paterna ha sufrido una profunda transformación con el correr de las generaciones.
Hoy en día existe un compromiso afectivo, que comienza con la decisión compartida de la búsqueda del embarazo, transformando a éste en un embarazo de la pareja. Tanto es así que se comparten los cambios corporales, el crecimiento del bebé, los primeros movimientos, la elección del nombre, el armado del cuarto, las visitas al obstetra y el curso preparto. Hay padres que hasta sufren los mismos síntomas que la embarazada: náuseas, vómitos, cansancio, insomnio, etc.
La participación del padre en la sala de partos no es la de un mero observador, colabora, contiene, apoya, consuela.
El lazo afectivo del padre con el recién nacido se ve fortalecido enormemente con el contacto precoz y la participación activa.
La presencia del padre en la consulta pediátrica ayuda a que se cumplan mejor las indicaciones y recomendaciones.
La libido (energía sexual) de la mamá está dedicada 99% al bebé, con quien se ha unido afectivamente con lazos tan fuertes que se convierten en una sola persona: la díada. El padre debe poder entender esta situación, favorecerla y apoyarla. Un padre poco comprometido con este proceso, que exija mantener el mismo nivel de atención anterior, sólo logrará provocar una crisis muy profunda.
Si el padre puede comprender estos cambios, que provocan un desajuste afectivo y emocional en la pareja, está en condiciones de buscar un nuevo equilibrio. Retomar una vida sexual plena y satisfactoria es un signo que se ha logrado este equilibrio.
No hay dudas que una madre que se sienta comprendida, acompañada y sostenida afectivamente por el padre, podrá responder mejor a todas las necesidades de su hijo y reconectarse con su pareja.
La simbiosis de la madre con su hijo (díada) debe cortarse en algún momento y en esta separación es fundamental la participación del padre (como si fuera un segundo corte del cordón umbilical). Por ejemplo, estar disponible para satisfacer aquellas necesidades del bebé (acunarlo, cambiarlo, bañarlo, etc.) tareas que puede cumplir otra persona además de la mamá. Intentar retomar una relación de pareja más plena también favorece la disolución de la díada. Todo este proceso suele suceder durante los primeros tres meses de vida del bebé.
Poder delegar determinadas funciones sobre el padre es una ventaja que dará un respiro a la madre, pero también es cierto, que emocionalmente a la mamá le resulta muy difícil dejar de ser “la protagonista” de esta historia.
Al colaborar en la separación de la díada madre-hijo, el padre muestra su bebé al mundo, lo presenta en sociedad y de esta manera permite su primera experiencia de socialización.